sábado, 3 de septiembre de 2022

UMA Y LOS TRES ESPEJOS

 

UMA Y LOS TRES ESPEJOS

Uma era una mujer que tenía tres espejos, uno en la sala, otro en la habitación y el otro en el baño.Tenía diferentes formas de ser. Aveces estaba triste y otra veces alegre o aburrida. Cuando iba al baño cantaba alegremente frente al espejo. Cuando estaba en la sala se veía y se maquillaba, transformándose en otra mujer y cuando estaba en la habitación en plena soledad se veía triste y aburrida. Ella pensaba que los espejos influían en su energía y que la causa de sus problemas emocionales radicaba en ellos, por eso un día decidió cambiarlos de lugar, pero esta idea no cambió para nada sus estados emocionales. Todo seguía de igual manera,  entonces se le ocurrió taparlos, pero tampoco dio resultado. Nada parecía solucionar aquella personalidad variable. Se le había metido en la cabeza que la culpa de sus estados anímicos eran los espejos. Así fue como un día, viéndose frente al espejo de la habitación, decidió poner los tres espejos juntos. Al verse entre ellos se asombró, pues los tres espejos reflejaban tres estados anímicos distintos con un mismo rostro. la energía anímica de sus gestos se había impregnado permanente en los espejos. Uma se impresionó y reflexionó, vio a su perro y lo coloco en medio de los tres espejos y este asustado de ver tres perros frente a él, ladró, y ladró hasta retirarse ladrando. Luego pensó en el gato y el gato salto, maullando y rascando los espejos con sus uñas luego se retiró. 

-Bueno parece que no saben que son ellos mismos dijo Uma. - Pero yo si sé sé que soy yo y que soy también las otras tres de los espejos. Nunca pensé sentirme tan acompañada como hoy. Hoy me he visto por primera vez en mis tres dimensiones de espejo,  a pesar que los espejos sólo parecieran reflejar lo de afuera. - Ahora si sé, lo que yo irradio, eso proyecto,- volvió a decirse Uma:  - Solo había un espejo donde nunca me he visto y ese espejo es, el espejo de mi alma. Aquí las máscaras no existen, ni existe la soledad del que nunca se ha sentido acompañado de él mismo.  

Uma voltio su rostro, sonrió muy tranquilamente y desde ese día nunca más volvió a sentirse sola, triste y enojada entre los espejos. beso a su perro y acarició su gato y sobre todo, se sintió amada por ella misma y muy reconciliada en sus tres estados.  Acompañada por sus tres espejos que le sonreían, como ella misma les sonreía.    




LA CARA DEL MIEDO

 LA CARA DEL MIEDO

 

 Todas las noches se persignaba y rezaba para alejar los demonios imaginarios de su cabeza. Nunca apagaba la luz a la hora de dormir. Se cobijaba de pies a cabeza.  Cuando escuchaba ruidos le parecía oír los  pasos de un animal. Vicente sólo tenía trece años y un hermano menor que lo acompañaba en cama separada. Sus padres eran muy religiosos. Una noche se le olvidó rezar y apagar la luz, pero al escuchar aullar un perro, se despertó y se le heló la sangre de pies a cabeza, corrió hacía la cama de su hermano, se persignó  y lo abrazó, quedando en un silencio total. Se calmó y entre las sábanas vio con el rabillo del ojo dos chispas que salían de la oscuridad. -- !Dios mío que es esto!  -- dijo Vicente. En sus adentro se imaginaba que eran los ojos del mismísimo diablo.

   Las dos chispas se paseaban por la habitación. Temeroso siguió en la cama sin encender el foco de luz, Se tapó los ojos, pero le nació una inquietud: La curiosidad de enfrentar aquella situación, como si apelará al valor de su espíritu. Con un profundo desconcierto prendió la luz y todo estaba normal. La noche siguió su curso, Vicente se quedó dormido, de pronto se oye crujir una puerta, se despierta, queda paralizado, su cuerpo tiembla y la comisuras de sus labios se dilatan, no puede gritar, logra prender la luz, se vuelve a quedar inmóvil hasta que logra ver que no no hay nada al alrededor. - ¿Qué me está pasando? Se dice así mismo. 

Sus manos están sudadas, sus pupilas brillan, Vicente ya no puede reconciliar el sueño. Se asoma al espejo, tiene un gesto gastado con ojeras. Cerca del espejo hay un cristo pegado a la pared, lo toma y se lo mete al bolsillo para agarrar valor. La luz del resto de la casa  sigue apagada, las tinieblas lo rodean. La casa está en silencio. Vicente se siente seguro con el cristo  y sin darse cuenta se le cae del bolsillo, sigue caminando hasta que llega a la puerta del patio, creyendo que aún lleva el cristo. De pronto oye ruidos, alza la voz y  pregunta en medio de aquel silencio de la noche - ¿Quién anda por ahí? Pero para su asombro percibe una madrugada llena de paz con cienes de luciérnagas en el jardín, llena de insectos que cantan  y  un cielo iluminado de luna llena y millones de estrellas que iluminan el firmamento. Fue entonces cuando se dijo así mismo: - Nunca pensé que la noche fuera tan bella y maravillosa. Lo que me he perdido en toda mi vida. ¡Cuánto asombro escondido hay en la noche!

 ¡Cuánto silencio que aturde el alma y enmudece el espíritu! Fue  entonces cuando se escuchó un maullar muy cerca de la habitación y un viento conciliable que movía las puertas en toda la casa, En ese  instante se sintió libre y exclamó: - ¡ah la obscuridad siempre estará ahí, pero las puertas del infinito estarán siempre abierta a la libertad!

y solo enfrentando el miedo se vence el miedo        

LA ÚLTIMA PARADA

 LA ÚLTIMA PARADA DE CORNELIO

 Me encuentro en la funeraria La Ultima Parada del cementerio Santa Rosa. Pero estoy aquí más tieso y frío que un palo al garete. Estoy confundido, alrededor mío hay gente y flores. Tengo ganas de estirar las patas y no puedo. Sin embargo para ellos ya las estiré. Parece que me compraron una caja chica eso fue. ¡Qué desgracia la mía! Siento alergia y picazón y no puedo rascarme el trasero. Oigo a doña Margarita llorando y me pregunto y esta vieja chota por que llora tanto. Luego de haberme hecho la vida imposible. Es la suegra de mala muerte y hablando de muerte ahora recuerdo como pasó todo.

Estaba tomándome unos tragos con mis amigos en la cantina La Piragua, me despide de ellos y al cruzar la calle sentí un golpe que me mando a contar estrellas contra el caño y allí me quede sin poder moverme. Recuerdo que un perro llego a orinarme. La ambulancia llegó después y los curiosos se amontonaron, uno de ellos grito y dijo: -se murió  Cornelio el Piruca, -parece que me conocía. Quise ahorcarlo pero allí tendido no podía hacer nada. En la bulla me robaron la billetera y los zapatos. Me montaron a la ambulancia y creí que me llevarían al hospital y en vez de llevarme a sala de emergencia me llevaron a la morgue. - ¡Qué mala leche la mía adonde fui a parar! - me dije. Vi como el doctor me miraba. Le quise preguntar por qué me miraba así, pero era imposible. Él no me iba a escuchar. Entonces preguntó si tenía seguro de vida y por ahí se escuchó una voz femenina diciendo que no, que no tenía ni donde caer muerto, era mi esposa María 

 - Pero si ya caí muerto y fue de un sólo sopapo – dije. Pero era inútil nadie me escuchaba. Mi esposa medio enojada  le decía al forense que por culpa de mis bebidas y amigotes de alcohol, escribí mi propio destino. - Yo se lo decía que no bebiera tanto que un día el alcohol lo iba a matar -. 

- Ve que esposita más tonta - ,  -primero el alcohol no me mato, y segundo quien me mato fue un estúpido en su vehículo que se dio a la fuga -- dije.

Bueno. - dijo el forense después de haberme examinado y haberme puesto una sábana blanca encima. - El cadáver ya está listo, llévenlo que le pongan los santos olios. 

-- ¡Vaya, sí que estoy de suerte.  - Soy ateo -dije, para que quiero esa boludez. Como quisiera decirle que acá no hay nada más que el suplicio de no poder moverme y no poder hacer nada, ni rascarme el trasero, un verdadero infierno. Luego de todo esto, me llevaron a la capilla del cementerio y a la par la funeraria LA ULTIMA PARADA.  Había poco gente, el cura dio la misa y me hecho su bendición diciendo:  -.Que Dios perdone el alma de este pobre hombre y le de paz a su familia. --Tenga por seguro que habrá paz señor cura --

dijo una voz que salia entre la gente que había,

-- Ve que idiotas - me dije,- Ahora resulta que soy el malo de la película. Bueno, ahora ya estoy aquí y no tengo más que esperar.  Sólo espero que me den el último adiós, algunas lágrimas y un ramito de flor. 

 

Sigo  en la Ultima Parada.

Estoy viendo la vitrina de mi ataúd, cuando de repente alguien llega y me pega un susto que sentí el alma por fuera. Es mi amigo, el alero de mis borracheras, tenía el rostro deformado de tanto beber, lloraba a moco suelto, quise decirle que se callará para que no me diera color de alcohólico, pero el muy bruto seguía con una botella de agua ardiente, tambaleándose y llorando sobre mi féretro, alguien le dijo que se fuera, hizo caso, pero antes dejo dentro de mi ataúd la botella de agua ardiente. Mi esposa habla y dice: - Eso estuvo bien para que no le de sed en el más allá. 

- ay dije si supiera María que no es sed lo que tengo sino angustia e incertidumbre.

Estoy consciente, Todos pasan viéndome, veo las caras de la hipocresía no puedo creerlo. tampoco puedo beber un trago de la botella, veo a mi esposa que se va sin derramar una sólo lágrima. El cura echa la bendición   

Aún no sé qué pasará, Están casi por echarme la última palada de tierra. Se pondrá todo oscuro y luego los gusanos, no quiero ni pensar y lo peor de todo, seré olvidado. Después de unos días mi lápida quedará abandonada.


No somos nada. Pasarán los días y los años y ni un ramo de flores tendré Me habrán olvidado. Pero como dice el dicho, mal de mucho consuelo de tonto, a ellos también les pasará lo mismo. Así que esperaré morirme por segunda vez para ser olvidado. Lo único bueno  es que está vez no va doler con el cuerpo pero si con el alma y lo malo: no podré tomar mi agua ardiente de siempre. Esto si duele. Quizás algún día de muertos, alguien llegue a mi lápida y tire una flor en ella y pueda yo sentir que no se espera en vano en el olvido.


Ahora todo se esta poniendo oscuro y la botella de agua ardiente se está derramando hasta quedar vacía en el vacío, como este cuerpo tieso y frío

en la oscuridad.                  

         


EL OLVIDADO

 TEXTO : EL OLVIDADO

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Vie 29/11/2019 19:24

EL OLVIDADO 

 

Salador García se encontró una mañana caminando sobre la lapidas de un camposanto. Trató de recordar por qué estaba ahí y como había llegado a ese lugar. No sabía de donde venía, para donde ir ni como se llamaba. Su mente no registraba ningún dato, No sabía si tenía familia, hermanos, hijos amigos o padres. 

Confundido sin poder recordar nada sobre su vida, hace un esfuerzo más por recordar. Desconoce el día en el que está y la fecha del año que corre. Siente una profunda soledad en el entorno, sospecha que es otoño, las hojas de los árboles caen sobre el sendero asfaltado. Está vestido de traje entero, luce una vestimenta que nunca había usado, sin embargo percata que tiene una botella de agua ardiente en su traje, siente sed y toma un trago. Huele a colonia y luce sin barba y bien maquillado, pero sigue esforzándose por recordar su identidad, el origen de su existencia. En medio de esta incertidumbre sus ideas van y vienen y no logra aclarar nada. A pesar de todo su olvido, vuelve su mirada al cielo y siente una paz que nunca había sentido. Un suave viento acaricia las ramas de los sauces, Es tarde  en el campo santo. Un cuervo salta de una lápida a otra hasta posarse en una lápida sucia y abandonada. Parece no ver ningún alma alrededor pero de pronto logra ver a lo lejos, gente enterrando sus deudos y llorando, esto lo hace sentir un poco animado ya que pensaba que estaba solo y olvidado, entonces decide ir donde está aquel grupo, pero el cuervo lo llama con un graznido que le para los pelos, nervioso se da la vuelta hacia donde está el ave, se acerca y logra recordar donde había estado antes. Logra leer sobre una lápida sin flores, un epitafio que dice:

 -- "Aquí descansa un alcohólico y en la casa descansamos todos." 

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